Por María Celsa Rodríguez
Las corridas cambiaria nos hizo temblar a todos. El mensaje de Macri, no convenció al mercado y anunció un acuerdo con el Fondo, que todavía no estaba cerrado. Marcos Peña, minimizó la realidad al decir que “no estamos ante un fracaso económico”, y que los problemas que tenemos es por las tormentas externas. Lamentablemente el Jefe de Gabinete parece que necesita anteojos y nos preocupa, ya que Peña, exhibe un convencimiento que le brinda seguridad emocional al Presidente quien no toma decisiones sin tener la confirmación de Peña. Es como una especie de control de calidad interno que lo hace sentirse seguro.
Tenemos un mandatario que camina en un plano de inseguridad en las decisiones política, y eso es más que evidente.
Durante este tiempo Peña, fue un navegante bueno para Macri, pero desde diciembre para aquí se está convirtiendo en un copiloto que desconoce el mapa de navegación, que metió la pata cuando el 28 de diciembre decidió avanzar con una estrategia equivocada sobre la independencia del BCRA. Inmediatamente eso generó una caída abrupta de la demanda de dinero e hizo como contrapeso que la moneda pierda su valor. Recordemos que el dólar es un precio más del mercado y así es visto por este y por eso su demanda. Y con una tasa al 40 %. El aumento de los precios de los alimentos hizo que la curva del índice de pobres e indigentes subiera. El salario perdió mas valor y el desempleo aumentó.
Durante estos ocho meses y -a pesar que muchos le seguían alertando de sus errores- no lo corrigieron. Dejaron que se agrave aun más el problema.
Ahora el Banco Central, aumentó la tasa monetaria a 60 % con el riesgo que esto repercuta negativamente sobre el índice inflacionario, quitando toda posibilidad de créditos para la pequeña y mediana empresa que pretenden invertir y que encima ven reducido el consumo lo que hace bajar las ventas y caminamos hacia la recesión.
Los que compraron la mayor cantidad de dólares estos días fueron bancos extranjeros grandes que compran y venden dólares, que se dedican a comprar y vender títulos públicos y a sostener plazos fijos. Durante estos días la orden a las financieras era vender los títulos públicos y pasarlos a dólares al precio que sea y algunos hasta aceptaron una baja del 10 % de su valor.
El pánico se hizo masivo en la calle ante tantos comentarios que llenaban las redes y los medios. Y el gobierno no salió a aclarar nada ni a parar la bola de nieve que se cernía sobre la city porteña.
Hace rato que viene haciendo las cosas mal. Hace dos años debía tener un tipo de cambio alto, estructurar una buena política de estado y abandonar el gradualismo y no lo hizo, insistió en el error. Y llevan ocho meses no viendo lo que hacen mal, tirando la pelota a cuestiones externas y eso es ver la realidad con anteojeras, porque a nuestros vecinos no les ha ido mal, solo a Argentina.
No se hicieron las reformas del Estado y se gastó 500 mil millones de pesos, y siguen presionando al que produce, con más impuesto!
La corrida cambiaria no es de la última semana de agosto, la corrida lleva meses en que se ha perdido millones de dólares todos los días al convertirse el Banco Central en el mejor operador del mercado, ofreciendo dólares. El Banco de inversiones JP Morgan, el mismo que salió a comprar millones de dólares y que-a pesar de tener funcionarios del gabinete de Macri que viene de esa banca-, recordemos que fue ese banco el que manejaba los fondos de los Kirchner, -al igual que Citibank, Credit Suisse, Deutsche Bank y el Banco Galicia-, entre otros.
Se sabe que «dos fondos de inversión administrados por bancos extranjeros se anotaron con 900 y 1,200 millones de dólares respectivamente en la estampida compradora, que ya le costó al Central más de 4,000 millones de dólares». Es el mercado dirán algunos, pero también hay venta de información en las altas esferas.
Carrió, dio a entender a los que quieren hacer el golpe, que la sacaran muerta de la Casa Rosada junto con Macri, como dando una lectura a los que fogonean desde los mercados para que agudice la crisis. No podemos culparlos, cada uno cuida su huerto y entra en el juego de ganar, aunque sea contra nuestros intereses. Pero el problema lo ocasiona quien dirige este barco, que no escuchó las advertencias.
La reducción de ministerios al ser absorbidos por otros, solo parece un cambio de escritorios, pero en gastos administrativos no ha cambiado. Aunque algunas fueron privilegiadas con más poder como el caso de Carolina Stanley, que ahora también es Ministra de Salud desdibujado el protagonismo que tenia hasta ayer el exMinistro Adolfo Rubinstein, que ahora bajó de nivel a rango de Secretario de Salud.
Con su excesivo trabajo en Desarrollo Social y sin experiencia en Salud pública es muy difícil que Stanley, esté a la altura de las circunstancias, y esta decisión puede traer efectos calamitosos a la salud en general, por algo todas las provincias se alzaron en críticas.
Macri, por otro lado, parece temer al radicalismo de tal modo que no quiere darle más poder en la mesa chica. Sonaron tres nombres para tomar tres ministerios: Saez, Prat Gay y Lousteau, pero al gobierno no le gusto ese avance del radicalismo sobre el gobierno, que significa torcer el brazo institucional al Pro (?).
Usó la palabra «emergencia», mientras continúa atado a la culpa de la pesada herencia K. Ya a tres años de gobernar, acumula errores propios y culpas que no parece reconocerlas.
Mantener a Marco Peña, a quien considera sus ojos y oídos, nos esta demostrando que su visión es limitada y su sordera acentuada.
Sus palabras nunca tiene el peso de un estadista, porque no lo es, y menos es un líder.
Cuando dijo: «Nos toca vivir un momento difícil. Miremos la película, no la foto. Tenemos que solucionar de forma madura nuestros problemas. No hay herramientas mágicas, sí ideas, proyectos… Esta vez el cambio es verdadero». ¿Quiere decir que hasta ahora en tres años no hubo ningún cambio, sino amagues?.
Para ser un estadista hay que tener una construcción de un ideal realizable de Argentina y a largo plazo. No resolver problemas de aquí y ahora haciendo parches que a larga lo mantiene en un enfrentamiento constante a los mismo problemas que llevan décadas de arrastre. Siguen empecinados en continuar por el mismo camino mientras están seguros de ocasionar un cambio verdadero que no existe.
No puede seguir usando la culpa de la herencia K como excusa, porque no se puso en su momento sobre la mesa con claridad, cual era la gravedad en esa transición.
Dos son las estrategias:
Usar los principios del Pro-Cambiemos, como una línea de gobierno con un ideal de país ya sea de tipo liberal o de tipo intervencionista con una visión a 20 años.
Y segundo: Contar con un líder político con fortalezas propias y agallas que tome las decisiones rápidas que den los cimbronazos profundos de crecimiento, acompañado de un gabinete de notables y un equipo económico con un plan económico y político a seguir.
Sin embargo, con un «líder» inseguro que necesite del guiño de un Jefe de Gabinete, con un equipo económico sin especialidad en temas monetarios y sin un plan económico ni un plan político, no es de extrañarnos que estemos viendo los fracasos de este gobierno.
La autora es: Directora de ChacoRealidades; www.chacorealidades.blogspot.com.ar; Analista del Circulo Acton Chile @CirculoActonChile